viernes, 10 de junio de 2011

EL PITCHER

"Del infortunio a la gloria, del éxito al fracaso. Pocos acontecimientos en la vida consiguen, como el deporte, recorrer en pocas horas los sentimientos de una muchedumbre."Jorge Valdano, futbolista argentino


Todas las tardes una pandilla de muchachos iniciaba un recorrido de  quince cuadras. Desde Caja de Agua caminaban la 5  de Julio rumbo a La Carolina. El estadio cobijaba a los aficionados a tres deportes. El campo de futbol  a la derecha, el de béisbol a la izquierda y en la parte de la tribuna destinado  a la prensa fue tomado para la práctica pugilística. Pero la muchachada del barrio iba por  la pelota caliente. El final de la temporada de ese año de la liga profesional estuvo espectacular. Roberto Marcano el jonronero de La Guaira,   con dos out en la novena entrada la sacó con las bases llenas dejando a los Leones en el terreno. La fiebre del béisbol estaba en su apogeo y hasta la gente del  futbol le tocaba sumarse a las “caimaneras”  de los fanáticos del deporte de Víctor Davalillo y César Tovar.

Ídolo del barrio Caja de Agua y de los estudiantes del O´leary  era el Pitcher Luís Salas. Un zurdo de potente brazo para quien lanzar curvas y rectas era igual, con ambos recursos hacía abanicar a los bateadores. – Es un predestinado para las grandes ligas- comentaban cargados de entusiasmo quienes le observaban desde las tribunas, y  generosamente apreciaban no sólo su talento de lanzador, sino también su carisma natural para ganarse el respeto y liderazgo entre sus compañeros.

Un sábado vino de visita el equipo de un liceo de Guanare. Ya la gente del Estado Portuguesa había escuchado sobre Luís,  porque hasta acompañaban al autobús carros particulares. Los muchachos sabían lo organizados que estaban los guanareños,  y por supuesto no se le quedarían atrás. Realizaron batidas por  el comercio consiguiendo algunos uniformes y hasta zapatos para béisbol. Nos tenemos que lucir- era el sentir unánime de quienes veían en el popular deporte un camino para la superación profesional- o por lo menos Luís, él si que tiene como llegar – decían algunos para cifrar sus esperanzas en su compañero de generación.

En el encuentro con Guanare todo sucedió según lo previsto. Luís practicó las diversas curvas que había estudiado en un manual. Conocía  que existen varios tipos de lanzamiento que realizan los pitchers de acuerdo a la manera como son efectuados, por la posición de la mano, la muñeca o el brazo. La disciplina y el empeño obtuvo de nuevo su recompensa y estuvo a punto de conseguir un “no hit, no run”, pero se descuidó y le golpearon un sencillo – otra vez será- sentenció con  la seguridad de que tenía el talento indispensable para lanzar contra cualquiera.

Como a la mayoría de los deportistas no entendía de política ni le interesaban vainas de ideología, pero eso si,  era solidario con sus compañeros y sus luchas, sobre todo a los que conocía en el liceo y desarrollaban mítines y reuniones en contra del gobierno. Una mañana al llegar a clases todo estaba paralizado. Como de costumbre supo de la represión contra el movimiento estudiantil en Caracas y Mérida. El allanamiento de la UCV,  y la muerte de varios compañeros de la ULA les colmaron la paciencia.  Algunos de sus amigos repartían panfletos,  y otros quemaban cauchos. Por algunas esquinas  merodeaba la policía con sus patrullas. A más de una cuadra desde la Plaza Bolívar se hicieron presentes pelotones de la Guardia Nacional amagando peinilla en mano. Todos le pidieron que les demostrara a los “sapos” la potencia de su brazo. Este no se hizo rogar  y los guardias retrocedieron ante la puntería del muchacho. Pero desde la otra esquina no advirtieron la presencia de otro grupo de militares. Estos se abalanzaron sobre ellos descargando  machetazos  a diestra y siniestra. El lanzador ante la embestida de uno de ellos metió el brazo izquierdo, pero la peinilla  llegó de filo haciendo saltar  tres dedos de su  mano. Lo más importante de su vida se había ido para siempre. Sin embargo, para nosotros seguirá siendo “El Pitcher”

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